La correcta educación de los príncipes y los gobernantes ha dado en la literatura española un subgénero denominado «espejo de príncipes». Muy cultivado durante la Edad Media, hunde sus raíces en la antigüedad grecolatina, pero con la llegada del Barroco, va perdiendo fuerza. En las postrimerías de los “espejos” y, sobre todo, de las novelas de caballerías, surgen un nombre: Diego Ortúñez de Calahorra. Este autor, oriundo de Nájera, compuso Espejo de Príncipes y Cavalleros o El caballero del Febo, que supone la unión de ambas fórmulas literarias. La maestría con la que la obra está escrita y su buena acogida tras su primera edición en 1555 hicieron de ella una fuente de inspiración para autores posteriores como Cervantes, Calderón de la Barca o Pérez de Montalbán.
Jesús Murillo Sagredo (Logroño, 1989) es doctor por la Universidad de La Rioja. Investigador agregado del Instituto de Estudios Riojanos y expresidente de la Asociación de Jóvenes Investigadores de la Literatura Hispánica (ALEPH) de la que es socio de honor. En el campo de la investigación académica, ha centrado sus estudios en el teatro hispánico en las artes escénicas en La Rioja. Trabaja como docente en Educación Secundaria y actualmente es presidente del Ateneo Riojano.